LA BATALLA DE BOYACA
BOYACÁ no es tan sólo un nombre distintivo de Iugares en el suelo colombiano: es símbolo de libertad y de gloria en los fastos históricos de pueblos que supieron conquistar su soberanía inmanente, e inscribirse en el rol universal de las naciones. BOYACÁ tampoco es sitio limitado a ser palenque de duelo a muerte, entre contendores, sino campo fe cunda de trascendental solución.
En ese glorioso sitio se abrieron de par en par las puertas del templo, donde habían de elevarse 108 altares de la libertad sud-americana. Nueva Granada, Venezuela y Ecuador, entrelazadas, en mejores tiempos, para formar una sola Nación, y Perú y luégo Bolivia, tuvieron en la Batalla de Boyacá uno de sus más altos orígenes, para surgir como entidades autónomas, y señoras absolutas de sus intereses y de su porvenir, para llegar por esfuerzos propios a culminar en las cima3 del poder, con inmarcesibles glorias. Mas, ya que no nos corresponde elaborar un discurso de formas académicas, de galas retóricas, enderezado a fascinar de manera fugaz concursos, en auditorio, sino acometer por illclud-ible mandato del Centro a que correspondemos en esta ciudad, dependiente de la Academia Nacional de Historia de Bogotá, una combate de Boyacá, librado el 7 de agosto de 1819, nuestra tarea de orden sosegado ha de procurar corresponder en 10 posible al objetivo peculiar, en los dominios de la filosofia de la historia. Así, menester es remontarnos al estudio de sus antecedentes, tradicionales, ya sean un tanto remotos, o prc)ximos; luégo exponer las circunstancias concomitantes; y deduducir, por fin, sus consecuencias, de alcances ilimitados.
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